jueves, 17 de septiembre de 2015

San Martín y el ejército libertador de los Andes











El abrazo de Maipú, óleo de Pedro Subercaseaux
                                


Pintura de Don José

Sable del General



 San Martín en los palcos del Perú

                                       
Estatua de San Martín

Uniformes



                                                     


Bandera del ejército de los Andes



Restauración de la bandera



Memorial de la bandera del ejército de los Andes





Infografía de la bandera




Don José de San Martín en Mendoza

José de San Martín obró para su presente pero también para
la posteridad. Estas obras en Mendoza pueden verse a diario
en el Area Fundacional .

"Estamos en la Provincia de Cuyo y todo se hace; no hay
voces ni palabras para expresar lo que son estos
habitantes".

El Libertador ocupó el cargo entre 1814 y 1816. Además de
organizar su ejército, realizó una gestión en favor del
progreso local. 

 

Se puede afirmar, sin temor a pecar de románticos, que el
gobernador intendente José de San Martín obró para su
presente pero también para la posteridad. 

Más de 200 años después de su paso por Mendoza, en la
escenografía local todavía quedan en pie -y en general en
funcionamiento- varias de las obras que puso en práctica
durante su mandato o que impulsó mientras con su ejército se
batía por la libertad del sur del continente. Se las puede
ver a diario. El paseo Alameda, el Archivo General de la
Provincia, la biblioteca pública que lleva su nombre y
canales de riego son algunas de esas concreciones que se
mantienen y llevan la impronta del Libertador. 

El 12 de setiembre de 1814, San Martín asumió como
gobernador intendente de la Provincia de Cuyo, cuya capital
era la ciudad de Mendoza y estaba integrada por San Juan y
San Luis. 

Había pedido al Directorio desempeñar ese cargo mientras
estaba en el Norte del país, adonde viajó para remplazar a
Manuel Belgrano luego de las derrotas en Vilcapugio y
Ayohuma. Tal solicitud respondía a un motivo muy bien
pensado: consideraba que Mendoza era el sitio estratégico
para la guerra de la independencia. Su proyecto era armar al
pie de los Andes un ejército que cruzara la cordillera para
liberar a Chile de los españoles y de ahí seguir hasta Lima.
Ese plan resultó ser todo un éxito. 

Pero además, San Martín -gobernó hasta el 17 de octubre de
1816, cuando decidió dejar el cargo para abocarse a terminar
de organizar sus tropas- desarrolló con carácter marcial
aunque afable una organizada gestión civil. 

Pese a tener en contra el marco de una economía de guerra y
un inédito estado de militarización de la sociedad
mendocina, logró reordenar el fisco, reactivar las
industrias y generar otras nuevas, ejecutar obras públicas
y, muy especialmente, preocuparse por el bienestar de la
gente. 

Por poner un ejemplo, una de sus primeras acciones de
gobierno fue transformar un paseo que había creado el
Cabildo local en 1808 al oeste de lo que entonces era la
ciudad (en la actual Área Fundacional). Le hizo plantar
álamos, lo prolongó en dos cuadras y le colocó bancos para
los paseantes. La iniciativa tenía una doble estrategia:
hermosear el recorrido y generar un nuevo espacio de
sociabilización separado de la Plaza Mayor –hoy Pedro del
Castillo–, que en ese momento era uno de los centros de
actividades militares y para fusilamientos. 
Así nació la Alameda, que sigue en su lugar (aunque sin
álamos).

Molino Orfila de Junín, de 1818. Se movía gracias al agua
del canal de la Patria. San Martín mandó a construirla.




Un taller de guerra 
Si bien los cuyanos fueron beneficiados por las obras del
gobernador intendente José de San Martín, también vieron
cómo su vida cotidiana cambió drásticamente cuando la región
se convirtió en un taller de guerra. 

Buenos Aires ayudó con la formación del Ejército de los
Andes, pero la mayor parte de los fondos, la fuerza de
trabajo, armas, vituallas, ropas y caballería, entre otros
recursos, fueron aportados por Cuyo. 

A poco de partir a Chile, a principios de 1817, el general
le escribió a Tomás Godoy Cruz, quien estaba en Buenos
Aires, destacando que le faltaban salud, tiempo y dinero,
"pero estamos en la Provincia de Cuyo y todo se hace; no hay
voces ni palabras para expresar lo que son estos
habitantes".